viernes, 16 de julio de 2010

No se tome la vida tan seriamente. Igualmente no va a salir vivo de ella.





vivir para contarlo.pero vivirlo bien

No pensar, actuar


Perfectamente inútil, sólo una herramiente más del sistema


El despertador estaba sonando, indicando que debía volver a caer en la aburrida rutina. Abandonar mis sueños de sábanas blancas y mis aspiraciones revolucionarias nocturnas, para convertirme en una persona adaptada para esta sociedad. Debía ser PERFECTO, tal cómo lo indican los parámetros de normalidad. Vestirme bien, encontrarme pulcro y tener buenos modales. Cómo dicen los niños exploradores, uno tiene que estar siempre listo, por que nunca hay una segunda oportunidad para una primera impresión.

Prendí el televisor para informarme de que sucedería durante el día. Este no dejó de tirar pálidas. Muertes, robos, choques, piquetes, aumentos y, lo peor de todo, la bajísima temperatura.

¿Quién quiere salir de ese modo a la calle? Yo no. Preferiría quedarme en mi cama, con la seguridad de que allí la ciudad no podría hacerme daño. ¡Paren el mundo, me quiero bajar!

Eso era totalmente imposible, estaba frente a mí la locura más disparatada de todos los tiempos. ¿Cómo puedo venir a mi mente ese absurdo pensamiento? Parar el mundo, ¡por favor! Eso no era necesario.

Salir al mundo real, eso era lo necesario. Necesario para poder seguir viviendo. ¡Trabajar para vivir! ¿O vivir para trabajar? No, totalmente seguro, trabajar para vivir, para comprar comida, para pagar el gas, la luz y el agua, para tener todo lo necesario.

Un minuto… ¿Qué es lo necesario? Bueno, según dice la sociedad es necesario tener una casa, un auto, ropa y comida. Tengo casi todo… aunque la casa es alquilada y el auto lo tengo a medias con mi hermano. Pero lo importante es que lo tengo, y no cómo lo tengo. ¿Pero realmente lo necesito? Supongo que si. Esta sociedad al menos lo demanda.

Miré el reloj, se me había hecho muy tarde. Ya había pensando lo suficiente por ese día. Es mejor actuar que pensar. Además los minutos corren rápidamente y el mundo no se iba a frenar por que a mí se planteara un absurdo dilema.


Estaba realmente atrasado, ahora tendría que acelerar mi marcha para alcanzar el ritmo de los demás ciudadanos. Los ciudadanos que en verdad fueron aplicados.



jueves, 15 de julio de 2010

ESTAMOS COMO QUEREMOS









Nervios, hoy es el parcial de historia. Tengo la sensación de que todo va a salir bien.
Es necesario gritar cuando ya no podes ni respirar.
Gritar fuerte, como una loca.
Gritar y que se escuche. Gritar como un león.
¿Qué importa si dicen que estás loca?
Hay que ser feliz, hacer feliz y vivir feliz.
Sin presiones es más facíl. Tomá todo a la ligera que la vida pasa muy rápido.

¡Liberá esa energíaaaaaaaaaaaaaa!

Unos, dos y tres.
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Ahora soy una persona civilizada, que liberó sus energías y se va a rendir relajada.
Relajar. Liberar. Vivir.

miércoles, 14 de julio de 2010

Esa fuerza que no la deja arrancar


Al sonar el despertador como todas las mañanas, cerca del amanecer en la gran ciudad, ella sabía que era la hora de dejar la pereza de lado y salir de su cama para no caer en la tentación de quedarse dormida. Pero ese día no, ese no fue como todos los demás. Una fuerza que parecía irreal, más teniendo en cuenta su incredulidad hacia ese tipo de eventos, la envolvía de las misma manera que un pie aplasta una diminuta hormiga que sea capaz de interponerse en el camino del gigante. Pese a todos los intentos por sacar la mano derecha en dirección a la mesa de roble donde se encontraba el reloj que no paraba de chillar, lo único que conseguía era aumentar la intensidad con que era apretada. Fue en ese preciso momento que desde sus piernas hasta la uña más pequeña del pie, pudo sentir un escalofrío que le recorrió el cuerpo y una necesidad extrema de liberarse de lo que la oprimía. Fuera del asombro provocado en ella por esta sensación, sentía una suavidad que nunca antes había experimentado en su vida. Como si hubiese caído sobre un campo sembrado con ositos de peluches o si un mar de algodón la cubriese. Se encontraba en un gran dilema ya que estaba empezando a acostumbrarse a la caricia que emitía sobre ella esa extraña, pero protectora presión. Pero el ruido de la perseverante alarma fue mayor. Con toda la potencia que logró juntar de su interior, levantó la pierna derecha rogando que eso la llevara al final de ese confuso episodio. De repente, llegó a ella la sensación de libertad, el aire le volvió al cuerpo y fue ahí cuando comprendió que había vencido. Todo sentimiento victorioso que colmó su ser durante unos segundos, se vio derrumbado al enterarse que el culpable de este incidente no era ni más ni menos que el cubrecama que se encontraba atorado entre las sabanas egipcias y la frazada tejida a mano por su bisabuela.